dimarts, 9 de juny del 2009

TANGO IN THE NIGHT (PART II)


El equilibrio entre egos marca el inicio del álbum: primer track para Buckingham, seguido de Nicks y McVie. La aportación de Stevie en este disco no está realmente a su altura, aunque es preciso tener en cuenta las circunstancias personales por las que estaba pasando en ese momento.


"Seven Wonders" no es realmente una canción de Stevie, sino de su antigua colaboradora Sandy Stewart. Hace poco conocí que en un principio el tema se llamaba Aaron y que, el canto difuso que Nicks susurra en el bridge musical, no se refiere a la mágica montaña irlandesa de Tara (ni a la finca de Escarlata) sino que en realidad dice Aaaaronnn Aarronnn. Fue como cuando descubres que los reyes son tus padres: ví como toda mi interpretación mística se iba a la mierda.

Aparte de esto, siempre he sentido una gran debilidad por esta canción. Quizá por los contundentes acordes del principio o el brillante sintetizador que te lleva a la batería siempre rica de Fleetwood (hay dos tíos en Rubí que son clavados). El vídeo es bastante simple en comparación con el del Big Love, pero no inocente: hay que destacar la especial compenetración entre Nicks y Buckingham, que en un momento del vídeo incluso sale llorando. En resumen, es una canción muy bien producida, popular sin ser frívola y con una melodía un poco agridulce.


Unos arpegios imitando una especie de campanas de cristal sirven de entrada al tercer corte del disco: la archifamosa "Everywhere". Como siempre, Christine McVie despliega su profundo sentido pop, regalándonos esta melodía fresca, catchy y con el inconfundible sello optimista de su autora. Momentos favoritos: los coros de Buckingham y Nicks en el estribillo y el bajo describiendo una estructura cíclica.


Ahora es el momento de ponerse el cinturón porque vienen baches. Caroline y Tango In The Night son algunas de las mejores creaciones de Buckingham, aunque no tengan una estructura de single. En realidad son canciones difíciles, de aquellas que tienes que escuchar más de una vez para que te entren, especialmente Caroline. Si descomponemos un poco el corte, nos damos cuenta fácilmente del origen de la canción: una pequeña melodía con la guitarra a la que Buckingham ha añadido cuatro retoques (aunque en su caso nunca son 4 retoques) y una parte cantada por encima. A veces sudece que una melodía instrumental inicial tiene tanto peso en sí que no deja espacio a otras línias, capas o instrumentos. Y esto no siempre es positivo, ya que la canción puede quedar desnuda o demasiado recargada, si es que te encabezonas en añadir elementos.


No obstante, Caroline tiene grandes momentos, aunque es una canción atípica para ser de Buckingham por la manera en que distribuye la letra y por las imágenes que usa. Me quedo con una de sus mejores aportaciones líricas: time recedes with a fatal drop, dusty fury on a montain top, cut the cord if you can...soberbia manera de hablar de los supuestos problemas de su ex-novia con la cocaína.


Por lo que respecta Tango In The Night...es una de las canciones más sensuales (y sexuales) que he escuchado nunca, y posiblemente sea por su sutileza. Una especie de pizzicato resbala y sube por una especie de escalera de arpegios mientras un sintetizador marca una línia, una atmosfera cálida y misteriosa que se proyecta hacia adelante, creando una tensión que se prolonga hasta el final de la canción. Por encima, la guitarra de Lindsey, que otra vez más, no canta, sino suplica, te mece, te empuja y te sujeta mientras su voz aterciopelada evoca noches pasadas: Tangoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo. Y luego el silencio, la oscuridad, y las quejas guturales de los amantes sobre el ritmo casi empalagoso. La guitarra toma el relevo de nuevo y se deshace por última vez en un canto pasional, desesperado.

"Keep the dream in my pocket...never let it fade away...inside outside, no loneliness in this dream...". Genial.


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